Sacar ciertas canciones del celu
significa todo un cambio emocional.

Y para concluir con el reporte del tiempo

parece que finalmente decidió cambiar de estación.
Pero, claro está, que fue a la fuerza.

El otoño no podía permitir

que a la primera quincena de abril

sigamos estando en verano.

Y el verano le envió señales

para que irrumpa de una buena vez.

Es así que las hojas lo superaron

y se dejaron caer.
Comprendieron que puede ser bellas en el suelo

húmedas, marrones, dobladas.
Pero no olvidadas.

After all, estoy viendo que mucha gente ama el otoño.

No quiere cambiar de estación
porque las hojas secas se caen
y terminan encimadas en una alcantarilla.
Húmedas. Olvidadas.
No quiere cambiar de estación
porque el sol se esconde
y el cielo llora todos los días.
Es por eso que se rehúsa a cambiar de estación,
porque eso implica que el verano murió
llevándose todo con él.

Así como me gusta ver películas repetidas
el nuevo hobbie de mi cabeza es crear historias
y luego darle replay por días.
De alguna u otra forma tengo miedo que se me olviden.
Lo más lindo es cuando después de tantos replays
te acordás de una escena,
esa que habías viniendo omitiendo.
Olvidar debería ser pecado.
Me gusta crearles mutaciones
o segundas partes.

Estar en abril y que siga haciendo calor

que no haya hojas caídas en el piso
ni nubes subidas en el cielo
me pone de malhumor
y no me inspira una mierda para escribir.
Lo único que tengo para decir 

es que ya tengo mi lista de reproducción otoñal armada
y que no vea la hora de que llegue el verdadero otoño

para que combine con mi música

asi me pongo mi buzito
mi bufandita

siento el viento en la cara,
y ahi todo va a ser perfecto.